Egocéntrico

Tres gatos observaban cómo el par de diseñadores de mechs vertían sus corazones y mentes en su trabajo. El taller de mechs zumbaba y resonaba con varios ruidos mientras el masivo equipo de producción comenzaba a procesar diversos materiales o convertirlos en distintas piezas.

Una sucesión de bots volaba silenciosamente de un lado a otro, transportando piezas a diferentes lugares con el fin de someterlas a escaneos antes de dejarlas a un lado.

—Meow. —Afortunado se giró hacia el Mandato Larkinson que yacía aparentemente olvidado sobre una mesa al azar.

El Gato Dorado, que residía en el libro, continuó observando los procedimientos mientras extendía sus poderes a través de los lazos que compartía con Ves y Gloriana.

Había pasado menos tiempo con Afortunado y Clixie últimamente, y se notaba. Un poco de su juguetón y la inmadurez habían desaparecido. En su lugar, un sentido de majestuosidad y responsabilidad comenzaba a tomar forma.