Si era el antiguo Connor, se habría emocionado extremadamente al ver un coche tan caro. Sin embargo, había llegado a darse cuenta de que en este mundo, su propia fuerza era lo más importante, no la riqueza. Solo las personas ordinarias consideraban que el dinero era lo más importante en el mundo, sin darse cuenta de que había algo que podía superarlo.
—Me pregunto quién será realmente ese anciano. ¿Por qué posee tal poder terrorífico con solo un alma remanente? Si pudiera resucitarse, ¿cuán poderoso sería? —reflexionaba Connor.
Ahora comprendía que todo lo que había sucedido bajo el acantilado no era un sueño, sino una realidad. Un alma remanente que había vivido durante más de cien años no solo lo había devuelto a la vida sino que también le había dado habilidades de combate comparables a las de un gran maestro de artes marciales. Solo de pensarlo, sentía escalofríos recorriendo su espalda.
—¿Podría ese anciano ser un inmortal legendario? —no pudo evitar exclamar en su corazón.