El dinero no es un problema

—¿A quién debería preguntar? —retrucó Yamino con ferocidad.

—Papá, Connor está a punto de entrar en la villa. ¡Piensa rápidamente en una solución! —Juan señaló la pantalla y gritó.

Al oír esto, Yamino echó rápidamente un vistazo a la pantalla frente a él. Se percató de que los guardias habían dejado de resistir, y Connor avanzaba sin obstáculos hacia la villa.

—¡Estos inútiles tontos! Les pagué tanto dinero y ni siquiera pueden manejar esta simple tarea. ¡Son completamente inútiles! —gritó enfadado y tomó un walkie-talkie, marcando un número.

—¿Cuándo llegará tu helicóptero? —después de que la llamada se conectó, Yamino gritó enfadado.

—Señor Yamino, ya nos estamos moviendo a la máxima velocidad, pero... ¡Todavía tomará al menos cinco minutos! —el interlocutor tartamudeó.

—¡Cinco minutos! —La expresión de Yamino se tornó enojada al oír esto. Sin embargo, no dijo nada más y colgó el teléfono.

—Papá, quizás no duremos cinco minutos... —Juan le dijo a Yamino en voz baja.