Nadie había esperado que el magnate de negocios Yamino Gómez, quien había impresionado a todo Yarlford, tuviera una muerte tan trágica.
Era como si lo que Connor acababa de matar no fuera una persona, sino una hormiga. Fue extremadamente fácil.
En los ojos de la gente ordinaria, Yamino podría ser una gran figura que podría cambiar fácilmente el destino de una persona con un movimiento de su dedo. Sin embargo, en los ojos de personas verdaderamente poderosas como Connor y Yanni, no era diferente de las personas ordinarias. Era como una hormiga.
En este momento, la cara de Yamino parecía estar sonriendo, porque sabía que finalmente estaba libre.
Ahora, morir en las manos de Connor ya era el mejor desenlace para él. Si hubiera caído en manos de Yanni, ese sería un destino peor que la muerte.
Yanni miraba a Connor con los ojos bien abiertos, su expresión inusualmente enojada.
—¿Connor, realmente mataste a Yamino? —Yanni no podía creer lo que estaba viendo.