—¡Rugidos atronadores, como truenos rodantes, sacudieron toda la tierra!
—Liderando la carga estaban nada menos que los reyes de la Raza de Bestias, las bestias león-tigre.
—¡Una estimación aproximada puso su número al menos en decenas de miles!
—¡Entre ellos había no menos de cincuenta Bestias Sagradas!
—¡Rugido...!
—Siguiendo el rugido furioso al golpear el suelo del emperador de las bestias león-tigre, la densa horda de bestias, como una marea implacable, cargó hacia las murallas de la ciudad.
—¡Boom boom boom...!
—En el cielo, había más de diez especies diferentes de la Tribu del Halcón, sumando más de cinco mil.
—¡Incluso el más débil de ellos era del Reino Marcial Terrestre!
—¡Liderándolos estaba el Rey de los Truenohalcónes, una Bestia Sagrada con un cuerpo masivo de más de diez metros de largo!
—Cada uno abría su pico, y luego ataques como rayos y bolas de fuego llovían sobre la ciudad.
—La Raza de Bestias y los humanos eran enemigos naturales.