—Los pocos individuos entre nosotros son meramente fracasos. Afortunadamente, el Maestro de la Sala ha implantado algún tipo de sello dentro de nuestros cuerpos. Esta restricción puede fusionarse con el linaje de sangre de esos expertos y perdurar por un cierto periodo de tiempo...
—Por cierto, anoche, vi al Maestro de la Sala junto con varios ancianos del Clan Espíritu de Sangre, todos los cuales poseían auras poderosas, entrando en un jardín aislado. Parecían estar encontrándose con alguien de gran importancia… Ese individuo parece ser del Reino Divino...
—Señor, esta es toda la información que poseo. Le recomiendo encarecidamente que se marche lo antes posible porque... —Antes de que pudiera terminar la frase, la ficha de jade de la Sala de las Almas que colgaba de la cintura del hombre alto y delgado levitó repentinamente. El espacio circundante comenzó a agrietarse levemente.
¡Alguien se acercaba!