¿Es este el fin?

—Mayor, ya que usted fue quien refinó la píldora, ¿no debería tomar cartas en el asunto? —preguntó rápidamente Ye Chen al escuchar la voz del Doctor Divino Cang Gu.

Sin embargo, cuando el Doctor Divino Cang Gu escuchó esto, soltó una burla fría. —¿Qué tiene que ver esto conmigo? Si tienes la capacidad, ve al Reino Divino y pregunta. Soy bien conocido por no ayudar a las personas en su hora de muerte.

—¿Quieres que te salve? No estoy interesado.

El Antiguo Doctor Divino seguía siendo tan arrogante como siempre.

En ese momento, los hermosos ojos de Lin Yaqin parpadeaban con locura y racionalidad. La intención de matar que había invadido su mente era real, y su locura no era un acto. Ella comprendía que fingir no ocultaría su verdadero estado de Ye Chen.

Sin embargo, Ye Chen no era consciente de que Lin Yaqin no solo era una genio de las artes marciales sino también una genio en combate.

Poseía una capacidad deductiva en batalla extraordinariamente poderosa.