No pudo evitar dirigir su mirada hacia Ye Chen, las comisuras de su boca curvándose en una mueca mientras decía —Chico, he escuchado que tu fuerza es increíblemente aterradora. Entonces, ¿por qué no dejas de esconderte detrás del hombre viejo como una tortuga cobarde? ¿No puedes, como un hombre, dar un paso adelante, eh? ¿Mereces a Xiao Min, con tu falta de valentía?
En la mente de Wu Gaisan, después de haber repelido al Anciano Gu de un solo golpe y haber mostrado su aterradora fuerza, este desecho de la Secta de la Puerta Sellada debe estar muerto de miedo, ¿verdad? Solo podía soportar la humillación, ¿y Yin Ming seguiría siquiera interesada en semejante perdedor?
Pronto se daría cuenta de la dura realidad.
Pero, ¿quién hubiera pensado que en el siguiente momento, Ye Chen hablaría con indiferencia —Xiao Min, ¿así es como la llamas?
Silencio, un silencio absoluto.
Nadie esperaba que Ye Chen se atreviera a hablarle a Wu Gaisan de esa manera.