Sin embargo, ante semejante poderosa aura, Chad Wilson permaneció imperturbable. Siguió comportándose con una calma sin igual. Mirando a Henry Crawford, habló con despreocupación —¿Tan poco poder y te atreves a ser arrogante ante mí?
Henry Crawford quedó atónito ante estas palabras. No podía creer lo que escuchaba. Le resultaba difícil aceptar que incluso cuando estaba ejerciendo su máxima fuerza, su oponente aún hablaba con tanta facilidad.
Entonces, Chad Wilson avanzó hacia Henry Crawford. Extendió lentamente un puño cerrado y lanzó ferozmente un puñetazo.
Una fuerza intensa estalló de su puño. Irumpió como una inundación desatada, creando un boom sónico que resonó en el aire.
En ese preciso instante, el público experimentó una presión asfixiante. Era una fuerza dominante que provenía de un Verdadero Santo.