El espacio de miles de pies formado por la Gran Formación de Purgatorio, como un vidrio, se rompió pedazo a pedazo donde el poderoso puñetazo impactaba.
Tal como un cascarón de huevo frente a un martillo, no había ninguna posibilidad de resistir.
En un abrir y cerrar de ojos, el cielo se rompió y se volvió a ensamblar, volviéndose claro y brillante otra vez, como si todo hubiera sido solo un sueño.
Sin embargo, ya nadie podía permanecer de pie en la tierra, y todos los alientos eran extremadamente débiles.
—¡Loco!
El miedo cubrió el rostro de Irvin, y su aliento se volvió aún más apagado.
—¡Perdona nuestras vidas!
Un grupo de personas se arrodillaron en el suelo, sus cuerpos temblaban como un tamiz en ese momento.
¿Quién podría detener a una persona como esta?