Las horas se pasaron rápido en el silencio, mientras Heim descansaba en un sueño profundo. Los enfermeros estaban atentos a cualquier cambio en su estado, esperaban con paciencia a que despertara y no solo él, obviamente, su importancia era igual que la de las demás personas. El ambiente en la habitación de Heim estaba cargada de una extraña calma, contrario a la sala de espera, aunque en su habitación habitaba un silencio que solo era roto por el suave sonido de las máquinas médicas que monitoreaban sus signos vitales. El sonido era hipnotizante, tampoco es que pudiera hacer mucho en ese momento, no dormido al menos.
A medida que la conciencia regresaba lentamente a su cuerpo, podía percibir una mejora en su estado. Aunque aún débil, su cuerpo respondía positivamente al reposo y a los cuidados recibidos. Los enfermeros lo habían cuidado bien estos días y evaluaban constantemente su progreso, anticipando que en pocos días podría intentar levantarse con apoyo. Eso por supuesto, él no lo sabía, pero su madre sí.
El daño que su cuerpo había sufrido durante el ataque de la bestia no era ninguna broma. Tendría secuelas y si Heim fuera un usuario de habilidades, sin duda se habría hecho más fuerte después de aquel golpe. "Ugh, duele como la mierda", el chico se quejó en voz baja. Su madre había sido notificada de que ya estaba en buenas condiciones y seguramente vendría pronto. Además de ella y su padre, que vivía a la otra punta de la ciudad, nadie más había venido a visitarlo en el hospital. "Al menos no quedé paralítico, ¿verdad? Digo, todavía siento mis piernas." Intentó moverlas, pero incluso el más mínimo movimiento le provocaba una sensación punzante y dolorosa. Soltó un suspiro abatido, realmente se sentía mal por ello, "al carajo, ¿qué hago de mientras? no llevo ni un día y estoy cansado"
Ahora mismo se sentía muy tonto por haber tomado esa decisión. Estaba condenado a reposar por un tiempo indefinido y recuperar su capacidad de caminar sin algún tipo de ayuda. "La pasaré demasiado aburrido, pero me lo busqué solo", negó ligeramente con la cabeza después de ese pensamiento. Se había preocupado, pero fue innecesario. ¿Qué haría un adolescente sin poder alguno frente a una bestia? Y peor aún, "No estaría vivo si me hubiese encontrado con una abominación". Si hubiera una suelta, habría sido una masacre mucho mayor de la que ya había sido. Ahora mismo estaba tomando las consecuencias de su acción, aunque tenía cierta nobleza, no le quita lo estúpida que fue,
"Quizás tuve suerte, no, sin duda la tuve." El dolor al menos era tolerable, cosa que agradecía bastante. No quería estar retorciéndose solo por respirar. Heim continuó viendo el techo hasta que el sonido de una puerta abrirse abruptamente lo sacó de sus pensamientos. Al girar levemente la cabeza para ver de quién se trataba (aunque sabía quién era la única persona que lo visitaba), sintió una sensación de calma, de paz. Su madre estaba bien. Pero él no. Al menos sintió cómo un peso imaginario se retiraba de su cuerpo. Estaba viva y eso era lo importante. Estaba por saludarla, pero su madre avanzaba a zancadas rápidas en su dirección, para luego darle una bofetada. "¿Qué?" Heim estaba un poco confundido. Iba a hablar de nuevo, pero recibió un abrazo de su madre. "Tonto, tengo un hijo imbécil, de verdad tonto." Heim podía sentir el fuerte abrazo de su madre, aún con todo el dolor recorriendo su cuerpo, sus nervios hacían que esa sensación fuera intensa. Pero de alguna manera también se sintió tranquilo. La voz de su madre sonaba quebrada y muy preocupada.
Ella estaba preocupada porque pensaba que su hijo iba a morir ese día. Apenas se enteró, entró en pánico y tuvo un ataque de nervios, no podía respirar correctamente. Y sabía bien que su hijo se había lanzado al peligro por ella. De cierta manera, también se sintió culpable cuando notó las llamadas sin responder que tenía de él. Pensaba que, si hubiera contestado, su hijo no estaría en el hospital. "Estoy bien, gracias por preguntar, pero duele", respondió sarcásticamente sin negarlo. El abrazo de su madre era cálido e irónicamente, aunque él era más grande que ella, se sentía protegido entre sus brazos, tal cual cuando era un niño pequeño.
"¿Cómo estás? ¿Te duele algo? ¿Puedes moverte? ..." Su madre lo invadió con un torrente de preguntas, y Heim solo se quedó esperando a que terminara para poder responderle. Formó una sonrisa en medio de ello; al menos tenía a alguien que se preocupaba por él. "No te preocupes, mamá. Ahora estoy bien, bueno, no noto nada raro así que... Sí, estoy bien, creo", lo dijo con cierta duda en su voz. No era médico y no sabía su estado actual. Pero podría recuperarse de ello; la tecnología actual era mucho mejor que hace un siglo. La aparición de las abominaciones y los salvadores cambió al mundo entero, aunque también trajo destrucción con ello, pero sin eso no habría avance. Lastimosamente, la humanidad siempre avanzaba a pasos agigantados cuando había guerras o tiempos de necesidad. Las épocas de calma no siempre eran buenas.
Su madre soltó un suspiro aliviado mientras se separaba un poco del abrazo. No sabía bien qué decir, pero, aun así, intentó formular algo. "Perdón por no haber contestado, Heim. Estábamos en pánico y no sabía bien qué hacer. Yo-" Heim no quería ver a su madre responsabilizarse por cosas así. No tenía la culpa de nada, y si fuera así, de todas maneras, no le gustaba ver a su mamá así. La interrumpió mientras hablaba, "no pasa nada, sigo vivo, y es lo importante, mamá. ¿No crees? No te culpes por algo que ya pasó, pasado es pasado", su voz estaba extrañamente calmada a pesar de la situación en la que se encontraban. La mejor manera de apaciguar a alguien era actuar tranquilo. O eso es lo que creía Heim. No tenía mucha experiencia tratando de consolar a personas, pero aun así lo intentaba.
"Pero..." su mamá no sabía bien qué decirle. Heim miró su cara y notó que algunas lágrimas estaban descendiendo de su rostro. Le dolía ver a su madre llorar y más aún cuando era por su culpa. "No, no pasa nada, estoy al cien, bueno, casi. Solo tendré que descansar unos días más en cama. ¡No tendré que ir a estudiar y pasaré un tiempo en paz!" Tampoco es que tuviera muchos amigos dentro de la escuela; tenía conocidos, pero para que él los considerara amigos era otro tema completamente distinto. Su madre se sentó en el borde de la cama y se forzó a sonreír, "tú siempre estás contagiándome de felicidad, hijo. Aunque éramos pobres, siempre fuiste feliz con poco. Ahora no somos pobres, pero tu llama se extinguió, ¿no me quieres contar?"
Su historia personal era algo que no le gustaba tocar; sentía que cada uno tenía sus secretos. Soltó un suspiro y negó con la cabeza. Las historias de bullying no siempre acababan bien, pero para él, al menos, fue un desenlace decente. Seguía vivo y medio cuerdo, así que lo contaba como una victoria personal. "Quizás en otro momento, mamá, ya sabes. No me gusta preocuparte. Y menos con cosas que ya pasaron", su madre había ganado la custodia, pero durante el proceso legal vivió con su padre y no pasaron muchas cosas buenas en el plantel escolar. Nunca tuvo el valor de contar las cosas y se guardó las cicatrices para sí mismo.
Su madre no parecía a gusto con esa decisión, pero no reprochó; no quería obligar a su hijo a hacer cosas que no quería. "Mmh, bueno. Tendremos mucho tiempo libre hasta que limpien la zona, o hasta que me trasladen a otra", lo último lo dijo en un susurro que Heim no logró entender, pero sí escuchar. Se quedó viendo a su madre con una mirada extraña por eso último. De lo poco que sabía del trabajo de su mamá, era que trabajaba como investigadora de monstruos y científica, algo así para buscar debilidades, entre otras cosas. Heim tensó un poco el rostro en respuesta, estaba sorprendido y no se lo esperaba. "Bueno, las calles del alrededor quedaron destruidas, y son civiles los que trabajan allí, tiene sentido. Seguro será una temporada de descanso bastante larga... ¡Las deudas! Mierda, ¿tendremos dinero para aguantar lo suficiente?" Estaba en una fusión rara de emocionado y asustado. Heim, cuando pensaba en algo, inmediatamente pensaba en varias más de ese tema. Pero parecía ser que no funcionaba muy bien cuando estaba en tiempos de crisis. Tendría que practicarlo para tener una cabeza fría cuando estuviera estresado, ya que ser un adulto envuelto en trabajo de papeleo no estaba muy lejos para él.
"No hemos estado mucho en casa últimamente, así que esto servirá para ambos". Heim asintió; estaba totalmente de acuerdo con su madre. Ella podría descansar del estrés del trabajo, y su cuerpo podría relajarse por una semana, como mínimo. Lo único malo es que él debería ponerse al día con las cosas que hicieran en clase. No quería sacar malas notas por culpa de un maldito monstruo alacrán. "Sí-" unos pasos sonaron cerca de la puerta, se dirigían hacia la habitación de Heim. No pasó más de un minuto cuando en el marco de su puerta, estaba su papá.
Una incómoda reunión familiar estaba por darse
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