Dominio en la Palma

—¡Regresemos! —La serpiente blanca con cuernos estaba de buen humor, habiendo derrotado al roc de alas doradas y casi matándolo.

El único arrepentimiento fue no haber terminado el trabajo.

Sin embargo, ¡todavía había una oportunidad!

Braydon Neal sacudió su cabeza levemente.

—¡Si no matamos a todos nuestros enemigos, será un desastre! ¡Dejar que el tigre regrese a la montaña es una tontería!

—¡Tú no entiendes! —dijo la chica impotente.

Las docenas de bestias del reino de vida y muerte habían advertido a la serpiente blanca que no se acercara demasiado a los humanos.

Braydon entendió la razón y dijo con calma:

—Si no hubieses dudado justo ahora, podrías haber tragado o matado al roc de alas doradas. Un pájaro muerto sería el perdedor, y tú serías el ganador si sobrevivieras. ¡Esas bestias no pelearían contigo a muerte por el roc de alas doradas!

Sus palabras indiferentes estaban llenas de intención de matar.

La chica parecía entender el punto de Braydon.