Una Gran Explosión

La tímida niña se secó las lágrimas y dijo débilmente.

Esa simple frase evocó un profundo sentido de compasión.

—Todavía es joven y no ha perdido su ansia de vivir —se burló Easton Thorpe—. Aunque no seas una hija legítima, ¡él no estaría dispuesto a dejarte morir a manos de un extraño!

Easton tenía razón.

A pesar de las oscuras luchas involucradas, Brie Neal era inocente.

—¿Cómo podría el digno Braydon permitir que su propio hijo muriera a manos de extraños?

Braydon ya era padre, y su corazón frío todavía tenía un punto débil por su hijo.

—¡Con esta ficha, incluso si Braydon viene, no se atreverá a actuar precipitadamente! —El anciano del Pabellón Dragón Dorado rió siniestramente.

—¡Tomar al hijo del Comandante Neal como rehén y usarlo como moneda de cambio, estás creando una monstruosa enemistad! —El anciano de la tercera generación de la familia Seymour estaba extremadamente emocionado.