Derrotado con un dedo

La figura en el trono de Dios seguía rugiendo.

—¿Por qué me pides a mí? Eres solo un dios en la cima. En aquel entonces, maté a más de 10,000 personas con mi espada. ¿Quién eras tú? —Una oración de Idris Kalman fue suficiente para enfurecerlo hasta la muerte.

Él ni siquiera recordaba a sus antiguos oponentes, mostrando lo arrogante que había sido en aquel entonces.

Braydon Neal ascendió al trono y recogió la espada enfundada.

—Interesante. ¿Quieres que me corte? ¡Qué dolor de cabeza! —Él sonrió ligeramente.

—Tú... ¡ustedes todos! —la figura estaba conmocionada y furiosa.

Idris señaló a la figura y lo aplastó.

—¡Idiota! —maldijo.

—¡Artefacto Eón, Espada que Destroza el Universo!

Braydon guardó la Nación Dharma y examinó la vaina en su mano.

¡Zumbido!

Tres partes de la espada quedaron expuestas.

La luz blanca como la nieve irradiaba un poder feroz, y un hilo de Qi de espada cortó el vacío por 100,000 millas.

¡El vacío se resquebrajó!

La nitidez del arma era inconfundible.