Gran Disparidad

Señor McAvoy estaba de pie frente a él, con espada en mano, intimidando a varios expertos máximos que acechaban en las sombras.

Nadie se atrevió a atacar de nuevo.

El pasaje espacial destruido fue reparado rápidamente, y el Ejército del Norte reanudó su avance.

Al final del pasaje yacía un paraíso.

Al salir del enorme acceso, una ola de energía espiritual inundó el lugar, aclarando mentes y agudizando la visión.

Braydon Neal fue el primero en salir, con las manos detrás de su espalda, con un atisbo de nostalgia brillando en sus ojos.

—Hace mucho tiempo desde que he sentido un aura tan familiar —murmuró.

Hasta donde alcanzaba la vista, la hierba verde exuberante se extendía como una alfombra, radiando una poderosa vitalidad.

Frutas raras y preciosas, llenas de vida y conciencia, se movían de un lado a otro.

Incluso pequeños árboles se desplazaban alrededor.