—Y ¡fue un cultivo aislado!
—En un instante, expertos aparecieron de todos los rincones del universo.
—Debajo de un árbol de la comprensión del camino, un joven barbudo sosteniendo una jarra de vino levantó perezosamente los párpados.
—Observó a través del vacío infinito, luego cerró los ojos de nuevo con un suspiro ebrio. —¿Trascendencia? ¡Tan solo una oveja!
—No le importaba en lo más mínimo.
—¿No vas a echar un vistazo? —preguntó el anciano Daoísta montado en un toro verde mientras pasaba.
—¡Los trascendentes que se van son como ovejas al matadero! —advirtió el joven barbudo.
—Él había trascendido una vez, pero más tarde, había sido lisiado hasta quedar reducido a este estado.
—¡Solo quedaré satisfecho si voy y veo por mí mismo! —sonrió el anciano Daoísta.
—Muchas figuras antiguas despertaron ese día, todas saliendo a observar.
—El cultivo del anciano Daoísta ya había alcanzado el 95%.