Uno Tras Otro

En el sofá junto a la ventana yacía un joven diabólico.

Dos cuernos rojos brotaban de su cabeza y sus ojos brillaban como una luna de sangre.

En sus brazos, descansaba una mujer hermosa.

—Todas las razas se han unido. ¡Interesante! —juguetonamente, dijo.

—Joven Maestro, ¿ofertamos? —preguntó el hombre detrás de la mujer, bajando la cabeza.

El joven sacudió la cabeza. —No hay prisa. Esta vez, no somos solo nosotros los demonios quienes hemos sido atraídos aquí.

—Los del reino celeste también han llegado —le recordó el hombre.

Los restos de varios reinos antiguos habían sido atraídos desde hacía tiempo.

Ahora, todos esperaban, ocultos en las habitaciones privadas, por la oferta final.

Luchar por ello ahora no tenía sentido.

Braydon Neal ya los había notado.

No era ajeno a esto.

En el pasado, todos los reinos antiguos habían sido destruidos por Lukyan Flerov, Idris Kalman y otros.

¿Cómo no iba a estar familiarizado Braydon con esto?