En un instante, más de la mitad de los cien trascendentes habían muerto.
Braydon Neal se mezcló, llevando su velocidad al límite.
Sin embargo, tres figuras aparecieron repentinamente en su camino.
Vestidos con túnicas blancas y empuñando armas, bloquearon tranquilamente la escapatoria de Braydon.
Detrás de ellos, emergió un joven demoníaco con túnica morada, claramente no humano, con pupilas verticales marcando su mirada.
—Segundo Hermano Mayor —los tres discípulos de la Secta Espiritual Dlael hicieron una reverencia.
—Hermano Menor Jacome, sal.
El joven demoníaco observó la ficha negra en el cuerpo de Braydon y sonrió.
—Ya conozco todos tus planes. Sal y hablemos. Tal vez pueda darte una salida.
—¡Maldita sea! —Icarus Jacome apareció con una expresión oscura—. ¿Cómo supiste de mi plan?