Tres Héroes Ayudando

Se hizo añicos en miles de pedazos, salpicando sangre por todas partes.

El líder de la Secta del Espíritu Celestial, conmocionado, giró para huir, su sangre y cuerpo dispersos.

En este momento.

Mientras el alma permaneciera intacta, una sola gota de sangre podía traer la resurrección.

Scipio estaba decidido a matarlos a todos.

—Scipio, no persigas a un enemigo acorralado. ¡Vámonos! —gritó el Anciano Juntenen.

—¿Irnos? ¿A dónde? Si las noticias se filtran, esas personas vendrán tras nosotros como perros rabiosos. El campo de batalla no estará frente a nuestro Pabellón Pluma de Loto.

Si eso sucediera, la puerta del Pabellón Pluma de Loto sería aplastada.

¿Quién sabía cuántos discípulos perderían la vida por nada?

Un destello de locura se encendió en los ojos de Scipio Langdon.

—Vengan, todos ustedes. Que este lugar se convierta en un campo de batalla. Una batalla para decidir el mundo. Construirá la reputación del Pabellón Pluma de Loto y sentará las bases para su ascenso.