1455. Desafío

—¿Por qué está él contigo? —preguntó el Demonio Divino una vez que se detuvo frente al grupo de Noah.

—Es útil —respondió Noah honestamente.

—¿Lo perdonaste por lo que le hizo a mi discípulo? —continuó el Demonio Divino.

—Hemos luchado, ganado y perdido —respondió Noah—. Nuestra enemistad nunca ha venido de nuestros caracteres. Nuestras circunstancias nos han convertido en oponentes, pero nunca hemos compartido un rencor profundo.

—¿Lo ayudarías si yo lo atacara? —preguntó el Demonio Divino sin apartar su mirada de Rey Elbas.

—No. Él es todo tuyo —respondió Noah—. Esta vez seré yo el que esté bebiendo vino en la retaguardia.

Noah levantó la palma, y el Demonio Divino sonrió ante esa vista. Dos jarras llenas de vino salieron de su anillo espacial y aterrizaron en la mano de Noah.

—Ve a por él —dijo Noah en tono burlón antes de volar hacia el suelo y girar hacia el Demonio Divino.