—Noah no sabía qué responder. Los ojos de Fergie olían a muerte, pero de ellos emanaba un tenue brillo de ambición. Noah no podía dejar de reconocer ese sentimiento. Era la misma emoción que lo había impulsado a lo largo de todo su viaje de cultivo.
«Este poder puede ser una maldición», pensó Noah mientras continuaba inspeccionando al experto.
—Su ambición había puesto a Fergie en esa situación. Ese sentimiento era tan intenso que el experto había soportado incontables torturas para preservar su oportunidad de mejorar.
—Las palabras de Luke resonaban en la mente de Noah. El cultivador de rango 8 había afirmado algo que Noah conocía demasiado bien. Su poder solo no era suficiente para igualar a las grandes organizaciones. No era más que un experto prometedor en un mundo lleno de señores supremos.
«Ya he superado este desafío», pensó Noah en un intento de responder a esas palabras. «El Rey Elbas hizo lo mismo cuando nos enfrentamos a él».