—Necesito usar mi ambición para atacar —concluyó Noah mientras llamas salían de su boca para sanar su cuerpo.
Ronquido y Noche luchaban contra el cocodrilo. La casi inmortalidad de la serpiente podía mantenerlo ocupado incluso si grietas se abrían en su figura etérea, y el Pterodáctilo era casi intocable. La bestia mágica de rango 8 luchaba por escapar de su ofensiva y no encontraba la oportunidad de atacar a su previo oponente.
Noah permanecía en el cielo. Su mente se ralentizaba después de que las llamas solucionaran su condición, pero ya no requería el potencial completo de sus pensamientos. Debía crear algo destinado a destruir. La Técnica de Deducción Demoníaca era la herramienta ideal para esa tarea.
—Ya he fusionado mi destrucción y creación en ataques individuales —pensó Noah mientras miraba sus espadas—. Pero nunca se habían convertido en expresiones puras de mi ambición. No eran más que características impulsadas por mi ley.