—Noah utilizó el mundo oscuro para huir y ganar tiempo para el taller —murmuró para sí mismo—. Enfrentarse al Duque en ese estado era suicidio, así que tuvo que depender de tácticas mezquinas para mantenerse a salvo.
El asalto del Duque era implacable. Noah tuvo que renunciar a crear dragones para maximizar su número de tentáculos, ya que eran las únicas armas capaces de frenar a su oponente.
Las veinte copias se abalanzaron hacia el mundo oscuro y destruyeron enormes trozos de materia oscura con las ondas de choque generadas por sus dedos. Sin embargo, Noah continuó retirándose mientras forzaba al taller a dar a luz a más pulpos.
—¿Cuándo terminará su energía? —Noah maldijo en su mente.
El poder de batalla de Noah era increíble, y el experto ni siquiera parecía capaz de usar todo su poder. Sin embargo, el Duque seguía ganando terreno.