El Gran Constructor no agregó otros centros de poder aunque sus movimientos hubieran comenzado a ralentizarse. Su empoderamiento parecía estar a punto de alcanzar sus límites, pero el experto continuó balanceando su martillo y llevando su sonrisa.
Por otro lado, Ojos Radiantes portaba una expresión desagradable. Las ventajas innatas otorgadas por su cuerpo híbrido estaban inclinando lentamente la balanza de la batalla, pero se sentía bastante molesta por toda la situación.
Ojos Radiantes creía que su forma actual se acercaba a la perfección. En teoría, tenía que superar a cada otra existencia en el mundo en términos de poder.
Sin embargo, su influencia no lograba manchar al Gran Constructor, y su superior fuerza física ni siquiera podía dejar lesiones en su gigantesco cuerpo.
La batalla estaba dañando su creencia. Su camino no era tan perfecto como creía. Incluso un cultivador de rango 9 que acababa de volver a la vida podía suprimirla con bastante facilidad.