El viaje de Noah continuaba. Sus instintos nunca dejaban de superar la voluntad del otro mundo, pero su influencia permanecía limitada a aspectos específicos de su comportamiento.
Sus instintos afectaban principalmente su estilo de batalla y ambición, pero aun así no podían devolverle su conciencia. Además, continuaba obedeciendo las órdenes de la voluntad y buscando las leyes del Cielo y la Tierra para transformarse.
La vida era fácil para los Demonios con Noah alrededor. Él se encargaba de los tiburones, y las Tribulaciones no podían hacerles nada. No tenía amenazas reales que enfrentar, y eso hacía que su transformación transcurriera sin problemas.
El viaje llevaba al ejército más profundo en las Tierras Inmortales. Fuertes vientos eventualmente comenzaron a soplar alrededor de Noah, y el número de manadas poderosas aumentaba.