Nada podía detener a Noah. El poder puro contenido en su cuerpo ya lo hacía capaz de igualar hechizos. La sustancia inestable era casi demasiado en esa situación.
La Señora Phyllis solo podía invocar leyes más débiles contra Noah. Su cuerpo de metal no expresaba su verdadero poder, y su oponente se aseguraba de recordárselo.
Noah era implacable. Sus manos se hundieron en el pecho de Lady Phyllis y arrancaron carne, órganos y huesos. No le llevó mucho tiempo alcanzar el otro lado de su cuerpo y crear un gran agujero.
La luz del Cielo y la Tierra comenzó a brillar en su figura, pero Noah prontamente desplegó el mundo oscuro para aislar a su oponente. Sin embargo, una serie de detonaciones ocurrieron sobre la piel de Lady Phyllis cada vez que la materia oscura intentaba envolverla.
Noah se encontró incapaz de detener al Cielo y la Tierra. La figura de Lady Phyllis comenzó a brillar, y partes enteras de su interior se reformaron bajo su mirada.