1774. Rugidos

Un profundo gruñido resonó en la mente de Noah tras formarse la conexión mental —el dragón no emitió el usual grito agudo de un recién nacido—. Su tono sonaba profundo y antiguo, como si la criatura hubiera tomado una siesta que había durado eras.

Un torrente de emociones fluyó dentro de la mente de Noah y hizo temblar sus muros mentales —esos sentimientos se sentían familiares y se sincronizaban con su existencia después de llenar los interiores de su centro de poder etéreo—. Noah conocía esas emociones —llevaban la totalidad de su viaje de cultivación y deseos—. El enorme dragón de seis brazos era una encarnación de su existencia, al igual que la Espada Demoníaca, pero su carácter se estaba desarrollando más allá de sus fuentes para generar algo completamente separado.