1790. Perezoso

La misión encontró extrañamente pocos problemas. Las criaturas vacías eran una amenaza constante que obligaba a Noah y al Santo de la Espada a luchar mientras el grupo volaba a través del vacío, y algunas dimensiones separadas tenían capas más complicadas.

Sin embargo, los expertos no se encontraron con nada que pudiera obligarlos a desplegar su verdadero poder. Sus extensas preparaciones parecían ser suficientes para cubrir cualquier situación imprevista, pero esa respuesta no satisfacía a los más paranoicos entre ellos.

Noah había comprendido lentamente que el vacío no contenía grandes peligros. Cielo y Tierra ni siquiera parecían preocuparse por los mundos en su sistema. Podría completar la misión por su cuenta si el Rey Elbas le daba los artículos necesarios para evitar perderse.

Por supuesto, Noah nunca bajó la guardia. En realidad, se volvió más cuidadoso a medida que Shafu continuaba absorbiendo mundos en su espacio separado.