Los ojos de Noah se agudizaron cuando el ciempiés mostró su extraña habilidad innata. Podía ver el resto del cuerpo de la criatura aún inmerso en la capa de leyes más densas, pero otra cabeza había crecido de su cuerpo y estaba lista para luchar contra él.
El ciempiés no dejó que Noah preparara su ataque. Se lanzó hacia adelante, y esa rama de su cuerpo se estiró mientras volaba hacia su oponente a una velocidad insondable.
La criatura no tomaría tiempo para alcanzar a Noah. Sus movimientos rápidos se asemejaban a un teletransporte si no fuera por el inmenso cuerpo que permanecía inmóvil detrás de la rama.
Noah no tuvo tiempo para lanzar un corte, pero no necesitaba movimientos en su estado actual. Su sed de sangre se intensificó, y una grieta masiva se abrió repentinamente en el costado de la cabeza de la criatura.