—¿Quién es paranoico ahora? —resopló Noah, pero la presión liberada por su voz activó trampas ocultas en el aire frente a él.
Grietas se abrieron y liberaron sus rayos semitransparentes. Sin embargo, Noah aún estaba bajo los efectos de su empoderamiento. Los ataques lo envolvieron solo para convertirse en una ola de densas llamas negras.
—¿Qué demonios…? —dijo Wilfred, pero las grietas se abrieron en el aire frente a él antes de que pudiera completar su frase.
Todo había sucedido demasiado rápido. Noah había activado cuatro trampas diferentes en menos de un segundo, lo que no dio tiempo a sus compañeros de entender la naturaleza de la situación. Wilfred se sintió incapaz de invocar suficiente poder para lanzar un ataque capaz de detener la ola de rayos que se aproximaba, pero una masa negra apareció repentinamente frente a él.