1867. Fantasmas

Noah y los demás atravesaron múltiples capas de luz naranja que presentaban diferentes defensas antes de llegar a un área completamente blanca. Ese cambio repentino de tonos inicialmente les preocupó, pero una figura humanoide naranja rápidamente se materializó entre esa blancura.

La figura humanoide no parecía pertenecer a un humano propiamente dicho. Medía tres metros de altura, y sus brazos parecían extrañamente largos. Sus piernas también se asemejaban al monstruo vacío que había invadido los interiores del cielo.

Además, sus rasgos faciales parecían incapaces de estabilizarse en detalles precisos. La tela en su cabeza continuaba temblando y sacudiéndose sin nunca solidificarse.

No era difícil diferenciar las características fundadas en los recuerdos de Cielo y Tierra de aquellas que dependían de su olvido. Su rostro poco claro demostraba cómo luchaban por recordar su existencia, incluso si recordaban detalles vagos sobre su antiguo cuerpo.