Axia se encontró siendo succionada del cielo. Una inmensa fuerza de tracción a la que no podía oponerse la llevó al interior de una enorme área oscura que no parecía tener fronteras ni límites. No pudo sentir el final de esa oscuridad incluso después de expandir su consciencia.
La cultivadora de etapa líquida no entró en pánico. Sabía exactamente lo que le había ocurrido, pero los avances recientes la hacían no tener clara su situación.
Shafu la había devorado, enviándola dentro de su espacio separado. Axia sabía que Noah había creado al dragón para transportar inmensas regiones y manadas a la masa de tierra negra, así que no se preocupó por su situación. En teoría, sus alrededores eran solo un entorno diferente, pero sus instintos le decían que Noah había decidido ponerla allí por una razón específica.
—¡Sal de una vez! —Axia gritó—. No podrás tomarme por sorpresa incluso si has preparado este entorno para nuestra batalla.