El pequeño ya no solo luchaba instintivamente como antes. Había más racionalidad.
Su mente racional le decía que huyera, ¡en ese mismo instante!
No había vuelta atrás.
Porque solo había una multitud de miles de millones apoyándolos.
Sin embargo, el Pequeño Esqueleto no se preocupaba por eso. ¡Solo tenía que asegurar la seguridad de Su Ping!
Justo cuando el pequeño compañero estaba a punto de controlar el cuerpo de Su Ping para retirarse, una idea fue repentinamente transmitida. La voz suave de Su Ping resonó en la cabeza del Pequeño Esqueleto. «Hiciste un buen trabajo. ¡Ahora hagámoslo juntos!»
El pequeño estaba aturdido. Aunque en ese momento se había transformado en huesos protectores para cubrir a Su Ping, sentía como si estuviera siendo abrazado por su maestro.
Mientras se fusionaba en un cuerpo lleno de poder, la voluntad de Su Ping lo rodeaba y protegía.