CAPITULO CUARENTA Y SEIS: MIRIADA DE MONTAÑAS

El Continente Suaking había existido durante demasiado tiempo. 

Miles de millones de vidas existían en todo su terreno, el cual se expandía hasta el mismo horizonte. 

A pesar de su larga existencia, el Continente Suaking era gobernado únicamente por la raza Humana.

Muchos dicen que, de tal lugar, nacieron los primeros Reyes que pusieron un pie en el continente Supremo. Otros afirmaban que los Reyes y Soberanos nacieron en el corazón del propio continente Supremo.

Nadie sabía la verdad exactamente. Y con el paso del tiempo mucha gente lo había olvidado. 

Desde la llegada del Rostro Del Demonio, la raza humana había empezado a decaer, ahora tenía enemigos por todas partes y luchaba por sobrevivir. 

Pero el continente Suaking aún seguía perteneciendo a los seres humanos.

En este lugar dos fuerzas se levantaban queriéndose proclamar como la sociedad más fuerte del continente. 

Al extremo izquierdo del continente estaba la Señores de la Santa Palabra.

Al extremo derecho del continente La Santa Iglesia de Motzu.

Ambos poderes tenían muchas diferencias, al igual que ideales. 

Las luchas por el poder habían escalado a niveles aterradores en épocas pasadas, pero recientemente se habían calmado, desde aquel edicto del Imperio.

Sin embargo, a pesar de ser tan diferentes, había una cosa que ambos poderes compartían, eso era de que en ambas superpotencias había nacido un Soberano. 

Ambas potencias tenían su legado, a pesar de que fue hace mucho tiempo. Aun así, conservaban la mayoría del legado de un Soberano.

Algo que incluso era muy difícil de encontrar incluso en el continente Supremo.

Era por esta razón que ambas fuerzas se mantenían en la cima de la jerarquía.

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En una cueva de montaña, había una cama y candelabro azul en el techo, el cual iluminaba toda la habitación. 

En la cama un cuerpo de un joven que parecía tener la edad de 18 años se mantenía durmiendo, hasta que de pronto, se despertó de golpe.

"¡HA..HA…HA..HA..HA!" – Su respiración entrecortada y su mirada perdida, lo hacían ver que había tenido una pesadilla.

Este joven no era otro que Adrián.

"¿Qué es lo que paso?" – Se dijo así mismo, tenía mucho dolor en su cabeza, el sueño había sido tan complejo y completo. Que parecía muy real. 

Después de unos minutos Adrián empezó a calmarse, no era el momento de seguir pensando en el sueño, después de todo, solo era eso un sueño. Aunque no se olvidaría de lo que había soñado, lo que su cuerpo poseído había provocado. 

"Vida" – dijo Adrián, mientras podía ver como su sombra se extendía y devoraba el mundo, aunque ese solo era su recuerdo. 

Ahora entendía que no sabía aun nada sobre la máscara que tenía puesta en su rostro, a la vez que tampoco sabía poco o nada sobre. El Diablo Celestial. 

Sin embargo, miro el lugar donde se encontraba, no se alarma ni tampoco salió gritando.

Adrián entendía que había estado muy herido, si alguien quisiera hacerle daño, ya hubiera estado muerto. Cuando miro su sombra, pudo sentir su nueva adquisición, la cual era ese demonio, sus dos sujetos de niebla, también estaban, pero estaban heridos, era lo que Adrián podía sentir. 

"Al menos sigo vivo" – Fue lo que mencionó para consolarse a si mismo, también podía notar que le faltaba su brazo izquierdo. 

No era que le importaba mucho, después de todo perder un brazo después de tal pelea, parecía algo menor. Si conseguía las plantas adecuadas, o las semillas y los impregnaba con su sangre, y creaba más píldoras. Entonces podría poco a poco recuperarlo. 

Aun así, no era muy fan de siempre estar perdiendo alguna parte de su cuerpo.

Después de ver que gran parte de su cuerpo se había recuperado, Adrián se levantó de su cama. 

Conocía que no estaba en peligro, y muy probablemente este en un lugar relativamente seguro. 

Pero, donde estaba realmente, tenía que verlo con sus propios ojos. 

Sin embargo, cuando empezó a caminar hacia la salida de la cueva. Una persona de mediana edad apareció. Vestía una bata azul, y tenía un rostro tranquilo, Adrián no podía sentir nada de esta persona, era como si no existiera, pero estaba parado en ese lugar. Como si estuviera esperándolo. 

Adrián camino tranquilamente hacia la salida. 

"Veo que te encuentras mejor, acompáñame" – Fue lo único que dijo, antes de empezar a caminar, cuando Adrián salió, pudo mirar todo el panorama, pero había una espesa niebla cubriendo todo el lugar.

Al no sentir ningún tipo de opresión, decidió seguirlo. 

Era una montaña en la que se encontraban, pero había una espesa niebla, aparte de su cueva, no había muchas por el lugar, solo había un terreno de piedra por el cual caminaban tranquilamente. 

Mientras Adria lo seguía, esa persona empezó a hablar. 

"La niebla siempre ha sido algo presente en esta montaña, pero hoy, está un poco nublada, los cambios ambientales profetizan que algo va a cambiar" – Dijo tal persona, mientras mantenía sus manos en su espalda.

"Los cambios son buenos, sin embargo, esta vez, temo que suceda algo malo" 

"La naturaleza es sabia, una presión puede dar vueltas incluso al más sabio"

"Si no elegimos ver mucho más allá de un simple contraste, como podemos seguir diciendo que somos nosotros"

Mientras seguían caminando, siguió comentando cosas al azar. 

Aunque sus expresiones no siempre eran las mismas.

"Existe algo que es el destino, o simplemente es coincidencia"

Adrián solo se decidió a escuchar, así paso el tiempo, mientras mas arriba subieron, podía sentir que este lugar no era tan simple como parecía. No sabia cuanto tiempo había estado caminando, pero Adrián había calculado que un poco mas de 3 horas. 

"¿Qué es esta sensación?" – Sin embargo, Adrián podía sentir que algo había cambiado en el ambiente, de pronto la presión del aire había aumentado, incluso con su base de cultivo, no era un ser humano ordinario, pero empezó a sentir que le faltaba la respiración. 

Empezó a respirar mas hondo y constante a medida que avanzaba.

Incluso tuvo que dejar que su aura se manifestara para poder seguir caminando.

"El cielo y la tierra son sabios, pero solo el cielo puede brillar, las montañas son simples objetos naturales para poder caminar, pero no son el camino" – Pero esto no parecía importarle al hombre de mediana edad, quien siguió caminando sin mirar hacia Adrián. 

Así siguieran caminando bajo una poderosa presión. La cual aumentaba en cada momento, Adrián sentía como en su cuerpo su sangre circulaba más rápido que nunca, a la vez que sus músculos se empezaban a estirar.

Sus órganos empezaron a moverse, lo cual era doloroso, pero después de tantas situaciones de vida o muerte, para Adrián no era nada. 

Como era un cultivador que refinaba su cuerpo, de pronto el Mantra de la técnica de cultivo Miríada de Montañas. 

"Desde la antigüedad, los cielos y la tierra se unían por un punto en común, las montañas eran el medio que uno podía sentir a ambos medios convergiendo en uno solo…:"

Adrián aun seguía en el cuarto nivel de la condensación del Qi, había completado 4 aperturas, dos en su brazo derecho, y dos en su brazo izquierdo, su quinta apertura, aun no se había logrado completar. 

Sabia que ahora la fuerza de sus brazos era tremenda, si podía completar las aperturas de sus piernas, podría mejorar drásticamente su velocidad.

Pero desde que había adquirido la mascara del Diablo Celestial, no había logrado seguir avanzando en su cultivo, de hecho, no importaba cuanta energía succionara, no era posible avanzar, simplemente era como si sus aperturas se hubieran convertido en un vórtice sin fondo.

Pero al subir la montaña junto con ese extraño sujeto, y sintiendo una presión aplastante por todo su cuerpo, de pronto las palabras del Mantra de su técnica de cultivo, se siguieron pronunciando en su mente. 

"…las montañas representan más que un punto de unión, representan los caminos distintos que uno debe tomar en la vida, solo siendo verdaderos preceptores podremos escoger el camino correcto" – Adrián no entendía tal frase. 

Pero al estar en esta situación, de pronto, algo se había iluminado en su cabeza. 

La presión en el aire, se multiplico de repente, haciendo que Adrián cayera al piso arrodillándose.

Casi no podía respirar, y su cabeza parecía que estaba a punto de explotar, de repente esa iluminación que había obtenido se estaba borrando de su memoria.

Pero Adrián no dejaría pasar tal situación, sin luchar. 

"Las…montañas no son un medio…para escoger el camino…" – La presión siguió aumentando en Adrián de manera desorbitada. Su cuerpo se estrello contra el suelo de la montaña hundiéndose, cualquiera hubiera perdido el conocimiento. Incluso alguien con una base de cultivo superior.

Esto no era para nada normal, lo que estaba sucediendo.

Pero Adrián había estado en varias situaciones de vida o muerte, tantas veces, que siempre intentaba poner su vida en peligro antes que rendirse. 

"Las montañas…y el cielo…son iguales…" – Cuando pronuncio estas palabras. De pronto la presión en su cuerpo la cual caía como un maremoto. Empezó a cambiar drásticamente,

Incluso uso un poco de su fuerza para ponerse de pie.

Cuando se levantó, incluso el hombre de mediana edad, después de tanto tiempo le dio una mirada.

Toda la energía en el ambiente, empezó a reunirse cerca de Adrián, como si fuera una espiral. De pronto pudo sentir como sus cuatro aperturas empezaron a resonar con la misma montaña. 

La quinta apertura empezaba a experimentar cambios. 

"¡Las montañas y los caminos son diferentes, no hay uno solo!" - hablo el hombre, mientras podía sentir como la energía en el ambiente cambiaba. 

Cuando Adrián se puso de pie, otra corriente de presión bajo queriendo aplastarle.

Pero no le hizo efecto. 

Adrián respiro hondo para relajarse. La presión en el ambiente no podía sacudirlo, su quinta apertura estaba absorbiendo alocadamente toda la energía de la montaña. 

Cuando el hombre le dijo esas palabras, nuevamente el mantra apareció en su cabeza. Pero esta vez solo quedaban algunas palabras.

"¡La montaña y los cielos aplastan todo sobre el mundo!" – Mientras más lo recitaba, su quinta apertura empezaba a llenarse. Pero no fue la única. 

La sexta apertura de su pierna derecha se abrió, al igual que la séptima y la octava.

Toda la montaña empezaba poco a poco llenándose de pulsaciones, al igual que la energía en el ambiente empezaba a disminuir drásticamente. 

Pero todas las aperturas que Adrián había abierto en su cuerpo, empezaron a completarse nuevamente. Como si hubiera un segundo ciclo, pero no se detuvo, tres ciclos, cuatro ciclos, incluso cinco ciclos completos. 

Esto no fue detectado por el hombre de mediana edad, simplemente fue algo que la máscara del Diablo Celestial provoco. Al completarse cinco veces, todas las aperturas se llenaron rápidamente, desde la primera a la octava, ninguna necesitaba más energía, era como si finalmente se hubieran completado.

Ahora solo faltaban las aperturas en su tronco, abdomen y la única en la cabeza.

Una vez que completara todas las aperturas llegaría a la finalización de la condensación del Qi. 

Adrián había completado ocho aperturas, cuatro en sus brazos, cuatro en sus piernas.

Cada uno significaba un avance. Ahora se encontraba en el Sexto nivel de la Condensación del Qi. 

Sin embargo, el avance de Adrián fue algo que no existía en este mundo. Debido a la máscara del Diablo Celestial, había vuelto reforzar su base de cultivo cinco veces. Aunque solo era la fuerza de su cuerpo carnal. 

"Ya veo, por eso el Anciano Sonu me asigno esta misión" – Hablo el mayor mientras suspiraba, pensó que, con tanta energía en el ambiente, quizás cualquier otra persona llegaría al octavo o noveno nivel de la condensación del Qi, pero conocía un poco de los antecedentes de Adrián, el solo tenía una técnica de cultivo conocida como Miríada de montañas, la cual pertenecía a una secta de bajo nivel.

Era normal que no sepa absorber eficazmente la energía del cielo y la tierra.

Para el hombre de mediana edad, la energía que Adrián había absorbido era insignificante, o eso era lo que sentía, después de todo, la mascara del Diablo Celestial había ocultado toda evidencia de lo que realmente había sucedido.