Benjamín Lawrence no notó el temblor en la voz de Joanna Lawrence. Pensó que Joanna temía que él todavía la molestara en el futuro, así que quería confirmarlo con él una vez más.
Se rió burlonamente enojado:
—Así es, si dejas ir a tu hermana, se resolverá con la familia Lawrence. Si temes que vuelva sobre mi palabra, puedo escribirte una carta de acuerdo. ¿Eso te tranquilizará?
—No es necesario.
Joanna apretó sus puños, su espalda se veía más rígida:
—Te lo prometo, no te preocupes, no arruinaré la carrera de tu hija por el resto de su vida.
—Papá, nunca imaginé que la primera vez que me pidieras algo, sería por esto.
—Aunque sé que no me creerás, aún quiero decirlo una vez más. No ordené el bloqueo a Annie Lawrence.
Detrás de ella, la expresión de Benjamín cambió varias veces, pero permaneció en silencio.
La cara de Annie mostró una pizca de sorpresa y alegría.
Joanna nunca se volvió, y después de terminar su última frase, se fue rápidamente sin ninguna duda.