—Bebé, no te enfades primero. ¿Estás diciendo que el hijo de la señora Parker sabe que queremos arreglar una alianza matrimonial para ti? Mi preciosa chica es tan buena, ¿y él en realidad no está dispuesto? —Ámbar se frotó sus ojos rojos y dijo enfadada:
— Dijo que ya tiene una mujer que le gusta y también dijo que no está interesado en chicas como yo. —¿Realmente dijo eso? —Si no fuera cierto, ¿te mentiría? —Mi bebé es tan destacada, tantos chicos la persiguen, y él todavía la mira por encima del hombro. Pienso que debe ser ciego. Ya no necesitas quererlo. Espera a que mamá te presente a uno mejor, tú... —No, yo quiero a Frank. No aceptaré a nadie más que a él —interrumpió Ámbar las palabras de la señora Anderson—. Pensando en la cara guapa y encantadora de Frank, su corazón volvía a acelerarse—. No quiero a nadie más.
—La señora Anderson pareció dudar por un momento: