¿Sientes algo por mí?

—¿Hmm? —Erin regresó a sus sentidos y respondió—. Está... absolutamente bien.

Él se volvió para mirar hacia adelante hacia el manantial de agua —Hasta entonces, nosotros dos podemos quedarnos aquí y no te sentirás como si no hubieras tenido la oportunidad de estar aquí nunca más —dijo de nuevo.

Erin solo pudo asentir. Él diría algo íntimo de la manera más poco romántica, pero aún era suficiente para afectar su corazón— escuchar algo verdaderamente inesperado de él cuando menos lo esperaba, cuando no estaba preparada en lo absoluto.

Lucian le mostró el lugar. Vagaron un rato por el jardín que rodeaba la residencia, el cual estaba cubierto de sombras. El tiempo pasó y llegó la tarde ya que el día parecía más corto durante esta temporada.

Lucian también le mostró ese piso con algunas habitaciones y a ella le gustó mucho. Podía casi imaginarse a su pequeña familia —marido y esposa, pasando tiempo aquí con sus hijos.