—Dong Li también disfrutó de la sopa de frutas y exclamó: «¡Madre, esta sopa es tan refrescante y deliciosa!».
—Lu Jueyu sonrió y respondió: «Hay en abundancia. Puedes tomar otro tazón si quieres».
—«Gracias, madre» —dijo Dong Li felizmente.
La cantidad de sopa de frutas era más que suficiente para 50 mesas, así que no había necesidad de ser tan tacaños. Queriendo mostrar su aprecio, Lu Jueyu les dio a cada uno de los ayudantes un tazón para saciar su sed y refrescarse.
Cuando recibieron sus tazones, todos se sorprendieron gratamente. La fruta fresca era un lujo poco común ya que incluso las verduras secas eran difíciles de encontrar en estos días. Nadie esperaba disfrutar de un plato tan lujoso simplemente ayudando en la cocina.
—«Todos, solo podemos tomar un tazón cada uno por ahora. Si sobra algo después del banquete, son bienvenidos a llevarse un poco a casa» —dijo Lu Jueyu calurosamente.
Al escuchar esto, los ayudantes expresaron su gratitud y comprensión.