—¡Tercer Hermano, has cazado tanta presa! —exclamó incrédulo Li Chenze.
—Bueno, tuvimos suerte —respondió Li Chenmo despreocupadamente.
—Hermano mayor, si necesitas cebo, no dudes en pasar por nuestra casa. Usamos diferente cebo para nuestras trampas, así que pudimos atrapar una variedad de presas —dijo Lu Jueyu al notar que las miradas de Han Yuheng y Zhang Ermu estaban fijas en las cestas de bambú.
—Entonces, pasaré por tu casa más tarde. Gracias, Tercera Cuñada —dijo Li Chenze, cuyos ojos se iluminaron al oír esto.
—Hermano, los niños están esperando en casa. Vamos a volver ahora —dijo Li Chenmo a medida que el sol comenzaba a ponerse.
—Está bien.
—Hermano, comparte estos conejos con el Hermano Ermu y el líder del equipo. Hoy cazamos mucha presa y no podemos terminarla toda —dijo Li Chenmo antes de partir, al tomar tres conejos de la cesta de su esposa, cada uno pesando alrededor de 2.5 kilogramos, y entregándoselos a su hermano.