—Marido, ¿por qué no te secaste bien el cabello? ¿Y si te resfrías? —preguntó Lu Jueyu con el ceño fruncido al ver su cabello húmedo.
—No está frío aquí, no me resfriaré. Esposa, ¿necesitas ayuda? —preguntó Li Chenmo.
—Marido, quiero comer pasta cremosa de ajo. ¿Qué tal si la preparas para mí? —dijo Lu Jueyu después de pensar un momento.
—De acuerdo —aceptó Li Chenmo sin dudar.
Cuando Lu Jueyu pensó en la pasta cremosa de ajo, empezó a salivar. Pero, al momento de dar un bocado, su estómago se revolvió y corrió al lavabo para vomitar. Viendo a su esposa así, Li Chenmo rápidamente le vertió un vaso de agua tibia para que se enjuagara y, dándole palmaditas en la espalda, le pasó el agua pero no dijo nada.
—Esposa, ¿te sientes mejor? —preguntó Li Chenmo, limpiándole los labios con una toalla.
—Marido, lo siento —respondió débilmente Lu Jueyu asintiendo.
—¿Por qué te disculpas? Es mi culpa —dijo Li Chenmo tomando sus manos.
—Esposa, ¿qué tal si te preparo algo ácido? —preguntó.