Es nada

Inclinando su cabeza, Lu Heting besó los suaves labios de Su Bei.

Quería tenerla en sus manos y no soportaba regañarla.

—¿Hay noticias sobre ese niño? —preguntó Su Bei.

—No pregunté. ¿Cómo puede ser el hijo de alguien más importante que mi propia esposa? —Lu Heting alzó una ceja.

Su Bei miró hacia la ventana. Ya estaba oscuro y no era conveniente preguntar sobre la condición del niño ahora. Se enteraría mañana por la mañana.

—Entonces, sobre Grupo Lu…

—Me estoy ocupando de eso. No habrá demasiado problema. Feng Ze solo logró suprimirme por un tiempo porque mi madre le devolvió la compañía.

Viendo que Su Bei no conocía los detalles, él le contó lo que había sucedido.

—¿Esa es la propiedad de la Familia Feng? —Su Bei entendió. Entonces debe haber algún malentendido. No esperaba que él conociera su propia identidad.