—No hay necesidad —dijo él—. Me lo he memorizado todo.
Lu Weijian:
...
—¡Solo lo diré una vez, eres increíble! —exclamó con entusiasmo.
—Antes que nada, no puedo garantizar que ganaré —Da Bao había visto el video de Basura de Manos Rápidas. Realmente era tan rápido como un rayo y barría como un tornado. Los internautas americanos tenían razón.
Da Bao confiaba en sí mismo, pero también sabía que solo tenía cinco años. La longitud de sus dedos era muy inferior a la de Basura de Manos Rápidas.
—¡Creo en ti! ¡Definitivamente puedes hacerlo! —Lu Weijian le dio una palmada en el hombro—. ¡En mi opinión, definitivamente tienes la capacidad de luchar contra él. Solo tienes que estar tranquilo!
—Todo lo que puedo prometer es que lucharé con él hasta empatar y encontrar una oportunidad para ganarle —respondió Da Bao.
Lu Weijian casi se arrodilla. ¿Acaso eso no era como garantizar una victoria? Si ya podía garantizar un empate, ¿qué más era ganar?