¡No Quiero Servir!

Había olas turbulentas ocultas en los nobles ojos del hombre. El hielo medio derretido colisionaba con las olas en sus profundos ojos.

Era delgado y alto. Cuando hablaba, solo bajaba ligeramente la mirada. —Fue tu mano derecha, ¿verdad?

—¿Qué? —Aunque Lu Tianci estaba enfadado, no pudo evitar responder a la pregunta de Feng Ze.

Bajo la aura de ese hombre, era como si toda resistencia fuera inútil.

—Agarraste la mano de Su Bei hace un momento —repitió Feng Ze como si fuera un asunto trivial.

—Sí. —Lu Tianci no tenía nada que ocultar.

—Rómpete dos de tus dedos tú mismo y puedo fingir que esto nunca ocurrió.

Lu Tianci se levantó enojado. —¿Estás loco? ¿Qué tiene que ver Su Bei contigo? Escucha bien, Feng Ze. Solo eres un socio de negocios nuestro. También tienes que cuidar tu comportamiento conmigo. ¿Qué, te crees la policía del mundo? Mi padre es tímido y te hace caso, ¡pero yo no tengo por qué! Si te gusta tanto cortar dedos, ¿por qué no te los cortas tú?