—¡Creo en ti!
—¿Eh? —Mónica Baldwin no había visto bien quién estaba hablando, y entonces, varios otros se levantaron de sus asientos, dirigiéndose a Mónica.
—Nosotros también creemos en ti.
—¡Y nosotros!
Gradualmente, todos en la sala de proyecciones se levantaron, expresando su postura.
—En aquel entonces, debido a la salvaje orientación de los medios, perdimos a una buena actriz, anunciaste tu retiro y dejaste de actuar. Un año más tarde, hoy, la situación sigue igual, todo parece tan familiar, tengo miedo de cometer un error de nuevo y perder a una buena productora.
Un crítico de cine se acercó a Mónica y extendió su mano.
Mónica se sorprendió por un segundo, y extendió su mano también.
—No sé si has convencido a otros, pero... ¡me has convencido a mí!
—Gracias —Los ojos de Mónica se pusieron ligeramente rojos.
Entonces, un aplauso atronador resonó en la sala de proyecciones.
—¡También me has convencido a mí!
—¡Y a mí!