La finca Olsen estaba llena de actividad mientras el personal trabajaba incansablemente para prepararse para el gran día.
Cada rincón de la casa estaba siendo limpiado a la perfección. Monbatten, el rey, se esperaba que visitara hoy, y la atmósfera estaba cargada de anticipación.
La familia Cobb incluso había enviado a su propia gente para asegurarse de que no hubiera errores—cualquier contratiempo podría llevar a un desastre diplomático.
En medio de este torbellino, Keira finalmente descendió la gran escalera, sosteniendo la pequeña mano de Amy. Le entregó a Amy un iPad, cuya pantalla mostraba ya viejos videos de Keera y una Amy mucho más joven juntas.
El rostro de Amy se iluminó de emoción.
—¡Mamá! Cuando llegue Papá, ¡le voy a mostrar esto!
Keira sonrió débilmente.
—Buena idea.
Había escuchado a Sean mencionarlo antes—Monbatten confesó una vez que recordaba un par de ojos, ojos llenos de una calidez y determinación que nunca había visto antes.