El anuncio de Keira hizo entrar en pánico al gerente de la tienda. La miró atónito, completamente desconcertado.
—Me llevaré el reloj —dijo Keira con calma, su tono no dejaba lugar a debate—. Cárgalo a mi tarjeta.
Su actitud segura atrajo de inmediato la atención de todos en la tienda. Los ojos se abrieron de par en par mientras asimilaban quién era ella.
El gerente salió de su aturdimiento y tomó respetuosamente su tarjeta. Una rápida mirada al personal fue suficiente para ponerlos en acción. Los vendedores inactivos se arremolinaron a su alrededor con amplias sonrisas y voces ansiosas.
—¡Señora, tiene un gusto tan exquisito! ¡Este reloj es la joya de la corona de nuestra colección!
—Sí, hay menos de cien de estos en el mundo. ¡Es increíblemente afortunada de conseguir uno!
—Es absolutamente impresionante. ¿Cuál es su secreto para lucir tan asombrosa?