Keira no estaba segura de si podía confiar en las palabras del Águila, pero no le quedaba mucho tiempo. Todo el mundo en la familia South estaba envuelto en misterio, y aunque quisiera arrastrarlos a la luz, no sería fácil.
Así que por ahora, no tenía otra opción que creer.
Al día siguiente, Keira comenzó a hacer preparativos.
Esta vez era diferente.
La última vez había una fecha de regreso establecida. Pero ahora, no la había.
Sabía que solo había dos posibles resultados: o salía de ésta, o no lo lograba.
Keira almorzó con el Tío Olsen sin decir mucho. Pero cuando estaba a punto de irse, él de repente la miró. —Vas a salvarla, ¿verdad?— Keira dudó por un breve momento.
El Tío Olsen continuó. —Keira, ¿puedo ir contigo?— Ella negó con la cabeza. —No.