Keira se quedó helada por un momento al oír esas palabras.
Se giró hacia Erin y vio la punta de su nariz enrojecer, sus hombros temblaban ligeramente mientras luchaba por contener las lágrimas.
Luego, Keira miró a Jenkins, notando que sus ojos también estaban un poco rojos.
Sin decir una palabra, Keira extendió la mano y le dio una palmadita en el hombro.
Luego se giró hacia Jenkins con una pequeña sonrisa. —A Zorra le sale un poco el genio. Tenle paciencia.
—Ya lo sé —dijo Jenkins con calma—. No te preocupes. Sé exactamente cómo es ella.
Rebeca llegó saltando, interrumpiendo con su usual energía. —¡Eh! ¿Qué pasa con esas caras tan serias? Todos parecen como si esto fuera una escena de despedida dramática. ¡Venga, a beber!
Agarró una botella, tomó un buen trago directamente de ella y luego soltó un fuerte hipido.