Los soldados trabajaban uno tras otro.
—¿Y Nan Hua?
Ella se mantuvo firme al borde del bosque, matando a cualquiera que lograra superar la defensa formada por estas personas con facilidad.
—¡Corte! ¡Corte!
La sangre salpicaba mientras Nan Hua se movía ágilmente alrededor del pequeño campo de batalla. No había muchas áreas que tuviera que cubrir y sus piernas apenas tocaban el suelo mientras seguía moviéndose.
Su conciencia de batalla le permitía saber casi inmediatamente qué área requería su ayuda.
—¡Zumbido!
—¿...Es él humano? —dentro del bosque, los Guardias Imperiales observaban la pequeña figura huyendo de un lado a otro con una expresión atónita. Estaban preparados para luchar hasta el amargo final. Pero antes de que pudieran mostrar sus capacidades, los oponentes ya habían caído muertos al suelo.
—¿Realmente era un joven? —sentían como si estuvieran viendo a uno de los generales que luchaban en la línea del frente chocando contra esos peones.