—Estén preparados para el desastre próximo. Un amable recordatorio de este anciano: preparen a todos los cultivadores más fuertes para patrullar por todo este continente. La vida y la muerte, el destino está en sus manos.
—Maestra, ¿por qué se refiere a sí misma como un anciano? —Los monstruos estaban curiosos.
—Ella explicó, y asintieron con entendimiento.
—Sr. Patata: Las personas inteligentes saben cómo ocultar su identidad y evitar las consecuencias —asintió en aprecio.
—Pero puedes llamarte con otros títulos, maestra —sus labios se retorcieron.
—Anciano suena más misterioso, jeje —ella se rió como una ardilla adorable y acarició su barba inexistente.
—Todo el mundo: "..."
—Luego, escribió muchas cartas y dejó que su ejército de bestias las esparciera por cada rincón del continente.
—No quería cambiar el mundo porque no tenía esa capacidad, y no lo haría aunque la tuviera, porque no tenía derecho a cambiar la vida de alguien como quisiera.